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Para cualquier tipo de entorno minorista, una de las ventajas más claras de los estantes de exhibición es su manera innata de persuadir a los clientes. En primer lugar, la visibilidad se incrementa al máximo, atrayendo la atención de los clientes hacia productos específicos y, por lo tanto, las tasas de ventas mejorarán enormemente. En segundo lugar, el diseño ahorrador de espacio del estante asegura que más productos puedan ocupar el mismo espacio, mejorando la disposición de la tienda al máximo. En tercer lugar, el ensamblaje y desensamblaje del estante de exhibición son procesos fáciles, lo que significa que se adapta a los negocios que necesitan variar sus diseños de tienda. Su construcción duradera significa que su durabilidad hace innecesaria cualquier necesidad de reemplazos frecuentes. En resumen, este estante de exhibición realmente sirve como una forma de invertir capital para obtener tanto retornos seguros como mayor conveniencia. Para los propietarios de unidades minoristas tradicionales, esto seguramente se convertirá en solo una cosa más que se suma a su larga lista de reliquias de la era japonesa anticuada.